Hacía tiempo que no llamabas así, de madrugada, después de haberte pasado con el alcohol y estar colocado, solo porque llevabas todo el día acordándote de mí, del movimiento de mi cuerpo desnudo sobre el tuyo, a horcajadas, gimiendo tu nombre; de mi cara reflejada en el espejo mientras me tiras del pelo hacia atrás; de mi forma de besar..."Una perrita dulce", como me decías. El miedo irracional que tenía a que me hicieras daño era demasiado grande para disfrutar de la llamada, quizá la última, solo tú lo sabías. Te insistí que llamaras a otra si era por puro calentón, pero tu respuesta me dejó sin más espacio para escapar "si te llamo a ti es porque quiero estar contigo y te juro que si te cuelgo no voy a llamar a otra para que venga a mi casa".
Estuve deseando una segunda oportunidad contigo. Tras esta vez que nos viéramos todo sería distinto, llevaría las riendas yo. Al día siguiente me fui a su casa...
Llevas todo UN DÍA acordándote de mí, casi el mismo tiempo que mis pensamientos y deseos te llevan recordando, a veces de día y siempre de noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario