Hoy acabo el curso de Español para extranjeros que empecé hace dos meses y medio, aunque las prácticas aún no las he hecho. La verdad que por una parte estoy contenta de acabar algo, porque tantas cosas a la vez no puedo llevar a pesar que llega Septiembre y con la brisa fresca y casi otoñal me viene la "cursitis aguda".

Una vez lo acabe del todo y llegue el verano que viene, siempre y cuando el "mundo no se acabe en 2012", es muy probable, por no decir, casi seguro, que salgo de España. Y es que además de la mala situación en la que estamos en España, y mirando por mi...estoy harta de mi monótona vida aquí. Sé que por un tiempo me tocará volar, solo porque lo decido yo y nadie más.

No lo olvides ni me olvides cuando vuelva...
"Le abría la puerta como su madre la crió hasta los siete años: desnuda por completo, pero con un lazo de organza en la cabeza. No lo dejaba dar un paso más antes de quitarle la ropa, porque siempre pensó que era de mala suerte tener un hombre vestido dentro de la casa."


El amor en los tiempos del cólera - Gabriel García Márquez
Anoche llamaron a mi puerta varias veces. No tiene mirilla pero tampoco pregunté quién era. Me acerqué lentamente hasta deslizarme por la superficie de madera fría.
Mi cabeza y mis ojos no sabían quién estaba detrás, pero mi corazón, en movimiento frenético me hizo sospechar que sí.
Asustada, me separé rápida de la puerta. ¿Qué hace aquí? ¡No estoy preparada! 

La respiración se me aceleró hasta un punto insospechado, me sudaban las manos, el corazón no me dejaba de latir, ¡corre! ¡¿qué hago?! No, no, no... Mi angustia no me dejaba pensar, como siempre que se acerca un problema y no sé cómo afrontarlo. Puedo permanecer callada y así pensará que no estoy en casa o que estoy dormida y así pasarán de largo o puedo también decir que no estoy en casa haciéndome pasar por otra persona, pero quizá quiera entrar y esperarme. ¡Piensa, por favor!
En un segundo pasaron por mi cabeza tantos comentarios de amigos desde hace años, tantas veces me decían lo mismo, me advertían, pero yo no hice caso y me reía tranquilamente. Al final vino a por mi... Pero ahora no puede ser, ¡no estoy preparada!¡No estoy preparada, joder! Tengo tanto que hacer...

Me doy cuenta que caen lágrimas de desesperación por mi cara. No quiero que nadie lo note, no quiero que nadie lo vea, ¿cómo lo voy a explicar después? Mi corazón y mi mente se empiezan a tranquilizar. Respiro hondo. Miro a la puerta. Sé que cuando la abra ya no volveré atrás, lo sé y solo lo siento por aquellos que no lo quieran aceptar. 
Decidida, tomo aire nuevo en mis pulmones a pesar que el ambiente que rodea está viciado y pongo mi mano en el picaporte. Sé que aún estás ahí, siempre he sabido que estabas, pero nunca he querido que dominaras mi vida y me hicieras feliz. Menuda gilipollas.

Estoy tranquila, voy a entregarme por fin a mis sueños, cambiar de vida, elegir mi camino. Me siento feliz.

Anoche soñé que llamaron a mi puerta varias veces. Sabía quién era, pero volví a meterme en la cama y apagué la luz. Mis ojos se humedecieron, lancé un suspiro de resignación y un "hasta mañana vida".

Por favor, sigue llamando a mi puerta, por favor, por favor. No te olvides de mí...Un día diré que sí, lo prometo.

Nunca sabrás lo que lloré...nunca.



The Blower's Daughter - Damien Rice
Sus días son iguales, sobre todo después de quedarse sin trabajo. Estudio, estudio y estudio es lo que le queda, a pesar de anhelar una aventura tras otra. Pero ese es el camino que ha elegido y desde pequeña le enseñaron a ser consecuente con sus actos. Una puta mierda de moral que le pesa toneladas en la conciencia.

Sus días son iguales, se levanta temprano y arrastra los pies hasta el baño, donde se desprende de los sueños cálidos de la noche anterior con una ducha para después bajar a desayunar. Joder, cuántas veces me ha dicho que adora despertar y ver que no hay nadie en casa, NADIE. Pero yo sé que no es verdad, sé que realmente anhela un cuerpo al que abrazarse todas las noches y enroscarse en él. Lo sé por su mirada, pero siempre intenta confundirme con las palabras equivocadas que escupe.

Sus días son iguales, no lo dudo, la rutina le engulle cada día un pedazo más de sus fantasías. Sus amigos no podemos hacer nada más que ver el "espectáculo" tras la barrera de cristal que ella ha construido para reservar sus mierdas (como las llama).

Sus días son iguales y su único deseo es refugiarse horas y horas tras un buen libro. Siempre dice que le gusta leer, yo sé que busca entre páginas aventuras de vida que no tiene, que no crea, que no vive.

Sus días son iguales porque ella quiere que sean así...